miércoles, 29 de febrero de 2012

Canciones para Paula

Este es otro de los libros que cayó en mis manos por casualidad. Una amiga se lo había dejado a mi hermana. Evidentemente, y teniendo en cuenta que ella no lee nada de nada, lo dejó tirado por ahí, y en estas que me lo encontré yo (no os podéis hacer una mínima idea de la cantidad de libros geniales que he leído gracias al inútil esfuerzo que hace la gente del entorno de mi hermana para que esta adquiera un mínimo interés por la lectura). Total, que me puse a leerlo.
Sinopsis:
Paula, una joven a punto de cumplir los 17, se ha citado con Ángel, un chico de 22 años al que ha conocido por internet. Está nerviosa e ilusionada. Los minutos pasan y el chico no llega, por lo que ella decide meterse en un café cercano. Allí tiene un divertido encuentro con Álex, un desconocido, que casualmente está leyendo el mismo libro que ella. Ambos son jóvenes y guapos... Álex tiene que irse precipitadamente porque tiene un compromiso. Cuando Paula ya se dispone a salir, aparece Ángel y se disculpa por el gran retraso. Él es periodista y esa tarde ha tenido que entrevistar a Katia, la cantante de moda...
Amor, desamor, encuentros, mentiras, amistad, música… Todo tiene cabida en esta romántica historia que sin duda te mantendrá sin pestañear hasta el final.

Mi opinión: (sin Spoilers!)
Pese a no abordar la temática que yo de primeras escogería para una lectura (es una obra romántica, sí, pero ya sabéis que mis preferencias han de enlazar las historias mundanas con lo sobrenatural, juas!), me enganchó muchísimo. Hasta el punto en el que me leí las 678 páginas que tiene el libro en dos sentadas, literalmente. En dos días me lo había terminado. Y es que cuando un libro me engancha, todo el mundo se detiene a mi alrededor, qué le vamos a hacer.
La historia me dejó muy buen sabor de boca, el problema es que me provocó una torticolis severa que me dejó enclavijada un par de días más (porque tengo la malísima costumbre de leer tumbada). Tuve que ir al masajista y todo! Madre mía qué desastre. Pero bueno, mereció la pena. Como os decía, la historia es rápida y engancha. El estilo narrativo de Francisco de Paula es fresco y atrayente, y todo ello provoca una mezcla altamente llamativa para una lectora como yo.

Uno de los personajes principales es Álex, un joven escritor que decide dar publicidad a su novela dejando copias de las primeras catorce páginas de la misma escondidas por la ciudad, e invitando a la gente que las encuentre a continuar con su lectura en una página web. Me dio un vuelco al corazón al leer una idea tan original. “¡Qué chulada!”, pensé, “¿y si hago yo lo mismo?”. Pero no, me parecía apropiarme de la idea de otro.
Indagando por internet descubrí que al día siguiente el autor tenía una firma de libros en mi ciudad. Joder con las casualidades de la vida. ¿Y si iba a la firma de libros y le decía que iba a poner en práctica lo expuesto en su libro…? Así ya no me parecía una apropiación tan indebida…
Total, que decidí que sí, que iba a ir. Enclavijada y todo, no importaba. Mi primera firma de libros. Qué emoción! Intenté convencer a alguna amiga, pero nadie quiso acompañarme, así de claro, y menos al saber que era un libro tan “adolescente” (claro, porque somos tan adultas yaaa…!).

Justo cuando iba a salir de casa reparé en un terrible detalle: el libro ya no estaba, mi hermana se lo había devuelto a su dueña. No es que pensara en que me firmaran un libro que no fuese mío, pero digo yo que sería necesario presentarse al lugar al menos con un ejemplar en la mano! “jodeeeeer”. Salí a todo correr de casa, a media hora de la presentación. Irrumpí en una librería distinta a la que organizaba el evento (¿cómo iba a comprarlo en la misma en la que firmaría? ¿y si alguien me veía? ¡quedaría como el culo!), compré el libro, y continué corriendo hasta llegar al lugar.
En mi carrera no me había dado cuenta de que llevaba la bolsa con el logotipo de la competencia de la librería. La arrebullé y la escondí en el bolso estando ya dentro de la estancia y bajo la atenta mirada de un par de curiosas.

El autor, simpatiquísimo, se presentó a la cincuentena de lectoras que estábamos, hizo un trivial en el que me llevé una alfombrilla para ratón al responder bien a una pregunta (juas!) y llegó el momento de la firma. ¡Bien! Mi oportunidad.
Mientras estaba haciendo cola me di cuenta de que en la portada todavía estaba puesto el precio. Jooodeeer, qué mal. Lo quité disimuladamente, aunque para ser sinceros, se veía a la legua que mi ejemplar era mucho más nuevo que todos esos usados, manoseados y leídos que llevaban el resto de chicas.

Llegó mi turno y me presenté. Le dije que había leído el libro, que me había encantado la idea y que pretendía llevarla a cabo. Estaba increíblemente nerviosa (¡¿cómo es posible?!). Le tendí los dos primeros capítulos de “Un reflejo en la bruma” y le dije que la primera copia de la treintena que había hecho le correspondía a él, aunque no tuviese tiempo de leerla, ya que era el inventor del asunto. La cogió muy amablemente, y me firmó el libro dándome ánimos en mi faceta como escritora (ejem… “proyecto de”).
Me confesó que él también había realizado el experimento, dejando por Madrid creo que ciento ochenta y tantas copias de los primeros capítulos de su novela, pero que sólo le habían contestado tres personas. Debió de ver que mi ánimo se había caído por los suelos, porque añadió “pero que mi experiencia no te desanime, ¿eh?” No, qué va. Las treinta copias (veintinueve tras haberle dado a él una) continúan en mi habitación, porque visto lo visto no las dejo por ahí ni de coña!
En fin, que el autor muy majo y muy cercano.

Y esto es todo! Novela recomendada para aquellos que buscan una historia fresca, juvenil y adolescente sobre el primer (o los primeros, según se mire!) amores.

Puntuación: 4/5

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